Por Luis Beiro
Máximo Vega es el prototipo de escritor que todos deberíamos ser. Viaja de un libro a otro con meticulosidad asombrosa. Es creativo, disciplinado, y conoce sabe contar historias como si estas fueran la palma de su mano. Comparte su oficio de escritor con Fundaciones dedicadas a atender a los más necesitados.
Tiene una obra sólida que no solo ha merecido importantes premios nacionales, sino que traspasa fronteras. Vive en Santiago de los Caballeros y, como debe ser todo escritor que se respete, trabaja con disciplina, rigor y constancia.
Acaba de publicar por el sello Santuario, su más reciente novela, bajo el título de “Palma Sola una historia de amor”, obra donde entronca la historia con la ficción. En sus páginas cobran vida los hechos ocurridos en la provincia San Juan de la Maguana en octubre de 1962. No se trata de un libro más. Aquí Liborio Mateo es un personaje secundario junto a otros sanjuaneros de su generación muertos o desaparecidos, porque el objetivo del autor es reconstruir un episodio donde la impronta popular supo vestirse de largo para encabezar los sucesos que desembocaron en la tragedia vivida por los sanjuaneros en aquellos días aciagos.
Aquí el autor vive pendiente del día a día de una comunidad y de unos personajes que saben no darse por vencidos.