Ha iniciado la cuenta regresiva para las elecciones municipales de 2024. Una campaña electoral de menos de cien días significa intensidad, atención permanente a lo general y particular y sobretodo inteligencia (la emocional incluida).
Cerrando el plazo de las alianzas todavía existen indefinición de plazas. La incertidumbre y la premura resultan pésimas consejeras para negociar. Muchas decisiones se dejaron a ser determinadas por “las circunstancias”, pero resulta que la inercia castró escenarios y amenaza con llevarse aspiraciones.
Aspirantes y candidatos balbucean líneas generales en redes de manera tímida y realizan actividades que, en estos tiempos de un electorado complejo, no resultan suficientes.
Los certámenes del venidero año, contrario a otros, serán decididos por la población adulta de más de 36 años, que representa el 57.6 % del padrón.
Se va a votar no por campañas atractivas, ni pegada de frases, ni show, ni compra de votos, ni línea de partido… está llamado a ser un voto económico, razonado, informado.
Aún así votaremos, sea por quien sea, en cien días nos vemos en las urnas.