¡Hoy, los aliancistas, celebramos!
Gracias a la voluntad de muchos, la noble casa cultural de la Beller # 127, continúa abierta, dando servicios a sus usuarios y siendo la biblioteca pública más visitada de Santiago.
No hay espacios para dolores, aunque han sido muchos para mantenerse en pie.
Tampoco para detenerse con las maquinaciones de los mediocres, que tanto abundan en los predios culturales, rellenos de advenedizos a la cultura que no alcanzan a leer ni las nubes cuando traen lluvias.
De alguna manera, por esas suertes que teje el destino, la Sociedad Cultural Alianza Cibaeña, fue inoculada con el virus de la perennidad que signó la vida de su creador el orador periodista, y político don Eugenio Deschamps.
La azarosa vida de este ilustre dominicano, se perpetuó con la idea de acercar a los humildes las letras a través de una “sociedad” (para los obreros que se sentían marginados de “la sociedad”), es decir, de los círculos cerrados en los que los santiagueros de entonces compartían eventos y tertulias.
Surgida con la misión de mantener una biblioteca, fundar una escuela de alfabetización y ciudadanizar mediante el fomento de ideas esencialmente liberales, tuvo como primer presidente a don Onofre de Lora, constructor de cuyas manos se levantaron obras que hoy nos llenan de orgullo.
Esta casa cultura ha servido de escena a momento importantes de la vida civil santiaguera y, como apunta el amigo Andrés Acevedo en su monumental historia cultural de la ciudad, en ella fueron fundadas la Alianza Francesa, la Asociación Médica, Asociación de Abogados, Patronato de Ciegos, el Círculo de Escritores y la Asociación de Buhoneros.
Su impronta al desarrollo cultural está no sólo en sus anaqueles, en los que está la más amplia colección de bibliografía cibaeña (catalogada por provincias), sino que le sumamos su Concurso Literario, el Taller Literario “Líttera”, los más tradicionales recitales y la agenda cultural de más de una centuria.
Han sido 140 años de lucha por la cultura. De luchar contra incapacidades, inercias, mediocridades, todas con matices internos y externos.
Pero han sido 140 años de fundar esperanzas, de dar lo mejor que se le puede ofrendar a la sociedad: la maravillosa oportunidad de que sus humildes busquen su desarrollo mediante el conocimiento.
Nosotros, los que llegamos vestido de escolar para hacer una tarea en esta biblioteca, los que conservamos como recuerdo de remota infancia aquel caserón de madera, que crecimos con el acomodo en su edificio (al que todavía le decimos nuevo)… llegamos a 140 años con plena alegría de tanto respaldo de lo mejor de Santiago.
¡En la Alianza se ama la cultura!
Seguirá en pie, por los más humildes.