Tanto para la convocatoria del PLD, el pasado sábado, y la del PRM el domingo, me propuse otear de cerca el ánimo de los asistentes. Sí, la animosidad en estos casos suele ser el único indicador palpable de su éxito o fracaso.
Contando que los morados, en lo formal, debían en primera instancia concentrar en torno a Abel sus tropas, la figura de Víctor Fadul era, como al efecto lo fue, quien la capitalizó. ¿Harán algo similar los líderes de la FP y el PRD levantando las manos y consagrando en el complejo municipio la compleja alianza RescateRD?
La del PRM fue vendida como municipal y en ese sentido Abinader en reiteradas ocasiones levantaba el brazo a su apuesta como alcalde, Ulises. Abarcó las circunscripciones uno y dos; la tres (que es la parte urbana de centro), para poder llegar a sus barrios habría que prácticamente duplicarla (desde Pueblo Nuevo a Los Pepines y la Zona Sur, hubiese sido muy demandante). Sus organizadores se conformaron con 7.1 kilómetros.
¿Cómo fueron? Abstractas. Antes las caravanas tenían nombres, motivos, ahora solo importan los puntos (los asignados a los líderes de tierra).
¿Qué vimos? ¡Mucha gente!
¿Qué sentimos? Respuesta espontánea de comunitarios y dirigentes, militancia en ánimos desbordados.
¿Qué cosas debieron ser mejor? Las tomas, las vistas proporcionadas no son, en ninguno de los casos, justas con la contundencia de los eventos. ¿Dónde fueron a parar los drones?
¿Qué estuvo mal? Los «en vivo» y los contenidos de las redes y transmisiones. Faltó un punto donde congregar la masa.
Nadie pensó que una caravana es doblemente importante para el que no asiste a ella. Las fotos, los videos son los que convencen.
¿Cuál fue más grande?… sí, aunque usted no lo crea, a estas alturas aún hay personas que son capaces de hacer esa tonta pregunta.