En la muerte de un inocente convergen todas las derrotas. Una familia, entre la indignación y el llanto, fue a protestar por su finado bloqueando el puente Hermanos Patiño, sumando un grado mayor de complejidad al caótico tráfico vespertino de la ciudad.
Hace meses que Santiago ha sido intervenido por megaobras como el teleférico, que reduce a 3 los angostos 4 carriles de la avenida Antonio Guzmán y la obra civil del Metro, diseminada por todas las avenidas troncales del municipio, hace serpentear por las vías a vehículos pesados lo mismo que transporte público o privado.
Han sido meses muy duros para el comercio. El sacrificio del progreso siempre es caro y, a veces, complejo: con toda la ciudad intervenida (literalmente), la dinámica comercial se dificulta, en algunos casos lleva a la quiebra.
A 45 días de terminar el año se hace urgente sopesar continuar con el lentísimo avance de los trabajos o viabilizar, reprogramar y dejar fluir el tráfico en un menguado mercado que aspira a que sus navidades sean económicamente felices.
De persistir el estado actual, sumando el tráfico excepcional de las navidades, posiblemente en estas pascuas no solo llore la familia que protestó ayer.