Al Presidente de la Junta Central Electoral, al Pleno de miembros y suplentes; al Ministro de la Defensa, al Jefe de Estado Mayor del Ejército Dominicano, al Ministro de Interior, al Procurador General de la República, al Director de Migración. A usted, Sr. Presidente Constitucional de la República, Comandante en Jefe de nuestras ramas militares y de seguridad nacional: Esta es Sr. Presidente la Fiscalía de Villa Consuelo, adscrita al Ministerio Público.
De cada 20 usuarios, como mínimo, 18 son haitianos, mujeres, hombres, jóvenes, algunos niños. La mayoría, en conflicto con la ley, o son víctimas o victimarios, o delincuentes y rateros callejeros.
Sr. Presidente, la mayoría están aquí, sin documentos, sin ninguna identidad, sin domicilio, sin trabajo, sin vínculo alguno con este país, pero ya nos cuestan dinero y servicios que debemos pagar los dominicanos, que dejamos de percibir servicios de calidad porque el dinero público se está consumiendo aquí, y por eso nuestra población, más pobre y más vulnerable, nuestras calles, barrios y ciudades están a merced de los delincuentes y traficantes, y por eso cada día nos asesinan nuestros policías y militares.
Lo peor Sr. Presidente, es que se proclaman «dominicanos», y son a esos que los Organismos Internacionales protegen y defienden ante la actitud estéril, indiferente, complaciente, y cómplice de su Gobierno.
Es este su legado Sr. Presidente ¿considera usted que esta es una política correcta, eficiente, Constitucional, Soberana, y de correcta Seguridad Nacional, de parte de su Gobierno? Y que no salgan sus cortesanos a hacernos acusaciones de «ataques al gobierno», o «que somos ultras o racistas», que ya de esa narrativa estamos hastiados los dominicanos que vemos como irremisiblemente, estamos perdiendo nuestro país, que se nos está descricajando y cayendo a pedazos, sucumbiendo ante esta horda invasora, y ante la disoluta inacción de su Gobierno.
Esta situación de la Nación, este Estado actual de la República Dominicana, sometida al vandalismo del tigueraje, de la férula primitiva haitiana, no se había padecido desde los años aciagos del 1822 y en 1936. Y justo, está ocurriendo ahora en su gobierno, lo cual nos aturde, nos duele, y nos indigna. Jamás pudimos imaginar que su Gobierno podía caer en la irresolución geopolítica de esta manera tan letal para nuestros intereses vitales, colocando en franco peligro nuestra existencia como Nación y como Estado mismo.
Sr. Presidente, nuestro destino nacional es místico. Amparados en el lema sacrosanto de Dios, Patria y Libertad, nuestra Patria perdurará y será recuperada. No hay fuerza por superior que esta sea, que pueda doblegar o extinguir esta llama incesante que es la determinada voluntad de un pueblo, que más temprano que tarde, sabrá despertar, con el laurel de Duarte, y con la espada se Pedro Santana y Familia. Se le hace tarde, Sr. Presidente. Con dolor, y certeza. Dr. Robert Cabral Feliz.