Hace unos días cuando le preguntaron al Presidente Danilo Medina sobre el problema de la delincuencia en la República Dominicana, uno de sus argumentos para explicar su punto de vista sobre este problema, estuvo basado sobre la gran cantidad de dominicanos que son deportados desde los Estados Unidos hacia nuestro territorio, siendo la mayoría de ellos personas que habían cumplido penas de cárcel por haber cometido algún delito en ese país.
Los sabihondos de siempre pegaron el grito al cielo, porque según los autodenominaros expertos esto no tenía nada que ver, es más, se dedicaron varios días a realizar ¨análisis´ sobre las causas y efectos de la delincuencia y sacaron sus propias conclusiones, politizando un tema que no solo es importante en nuestro país, sino que es causa de gran preocupación en toda Latinoamérica.
Nadie en su sano juicio puede negar el impacto que tienen sobre la seguridad publica en nuestro país, la gran cantidad de personas que son enviadas desde territorio norteamericano, una gran parte de ellos graduados del sistema penitenciario de ese país, donde existen cárceles que son verdaderas universidades donde se imparten ¨maestrías¨ de como delinquir.
Es decir, como país recibimos una exportación de delincuentes desde los Estados Unidos, los que tenemos la obligación de aceptar porque son dominicanos, aun a sabiendas de que su reinserción en nuestra sociedad será muy complicada, aunque muchos logran rehacer su vida en la tierra que los vio nacer.
Pero esos son los que nos exportan, porque llama mucho la atención que de un tiempo a esta parte se están produciendo una serie de robos en lugares públicos, plazas comerciales, semáforos y otros espacios donde no era frecuente este tipo de hechos, y según la policía nacional se trata de bandas de ladrones de nacionalidad venezolana, algunos de los cuales ya han sido identificados.
Eso de que que usted este sentado en un lugar público, como ocurrió este fin de semana en un concurrido restaurante de la capital, y alguien le apunte con una pistola para robarle el reloj, estas bandas se especializan en atracar para llevarse este tipo de objeto, es algo que no se conocía en la República Dominicana hasta que se comenzó a producir el éxodo de venezolanos hacia nuestro territorio..
Llama mucho la atención que en una rueda de prensa que tuvo a bien dar la Policía Nacional en el día de ayer, se identificaron a tres delincuentes de esta nacionalidad que asaltaron a un ciudadano en el parqueo de un centro comercial de la capital, siempre para robarle un reloj, y que uno de ellos había sido detenido hacía seis meses por el mismo delito y nadie explica cómo es que estaba en la calle robando de nuevo.
Es decir, un individuo de nacionalidad venezolana fue atrapado asaltando hace pocos meses y suponemos que se le devolvió a la calle, también suponemos que quizás estaba a la espera de juicio, con el código penal nuestro y el invento llamado ¨medidas de coerción¨ los delincuentes salen de la cárcel más rápido que lo que entran, y de nuevo este tipo fue sorprendido robando.
Parece que ahora los ladrones de Venezuela han encontrado un nuevo escenario para cometer sus fechorías, sobretodo porque en la República Dominicana ese tipo de asaltos en semáforos y lugares públicos no se producía, y hablamos de un país donde hace años se producen este tipo de atracos a mano armada, cualquiera que conozca algo de cómo se vive en Caracas desde hace años sabe que este es un estilo importado.
Y el problema más grave es que para un delincuente venezolano llegar hasta la República Dominicana lo único que tiene que hacer es comprar un pasaje de avión, pues las personas de esta nacionalidad no necesitan visa para entrar a nuestro territorio, y después que ejecute su fechoría podría dirigirse tranquilamente hacia el aeropuerto, subir en otro vuelo e irse para su país con la posibilidad de volver cuando quiera.
Somos muchos los que hemos escuchado o conocemos a amigos quienes han sido despojados de relojes en lugares públicos, semáforos y hasta llegando a su casa a cualquier hora del día o de la noche y en todos los casos, cuando se conocen los autores, todos por coincidencia son de nacionalidad venezolana, y esto se han convertido en una verdadera plaga de seguridad pública.
Entonces no solo somos receptores de dominicanos que han cometido delitos en los Estados Unidos, a esos tenemos la obligación de aceptar su exportación de parte de los norteamericanos, sino que también estamos importando delincuentes desde Venezuela, estos últimos no tenemos ninguna obligación de recibirlos y deberíamos estudiar ya la posibilidad de exigir visa de entrada a los nacionales de ese país hacia nuestro territorio.
Porque si a los rateros nacionales ahora les estamos sumando, con esa entrada no controlada de venezolanos a la República Dominicana, a maestros del delito callejero graduados en las calles de Caracas y otras ciudades de ese país, entonces tendríamos que echar mano al refrán español: ¨por si fuéramos pocos parió la abuela¨.