Santo Domingo RD. La mujer del César no solo tiene que ser seria, también debe aparentarlo.
Las actuaciones en el Estado no escapan a esa máxima de origen romano. Para un gobierno es tan importante la legalidad como la prudencia de sus funcionarios frente a la cosa pública. Esas, más o menos, fueron parte de las lecciones que aprendí de Marino Collante Gómez, un veterano legislador responsable de haber encabezado, con apenas 31 años, las grandes reformas monetarias y financieras de 1992, por disposición del expresidente Joaquín Balaguer. Fue su primer año como congresista y su inmediata gran responsabilidad.
Pasarían 29 años desde su elección al Congreso, 26 de ellos como presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara Baja, cuando fue enviado como director ejecutivo al Departamento Aeroportuario (DA) , ahora con la tarea de corregir el caos en la entidad rectora de los aeropuertos del país y su concesionaria.
A su llegada, un verdadero desorden administrativo, principal razón de la inoperancia de la entidad, según concluyó de inmediato. Los principales departamentos, como el Financiero y Auditoría Interna, funcionaban en la sede de Pro Industria, a más de dos kilómetros de la sede central del DA, ubicada poco después de la avenida Tiradentes intersección 27 de Febrero; sin parqueos y con un espacio muy limitado de no más de 200 metros cuadrados.
Las oficinas centrales pagaban un alquiler de US$8,546.42 que, a la tasa del 2015, año en el que fue nombrado en el cargo, hacía un total de RD$384,589.00 mensuales. Una de sus primeras decisiones fue alquilar el tercer piso del mismo edificio para tener bajo su control y supervisión directa, el manejo financiero y facilitar las auditorías de cada proceso administrativo y financiero.
El nuevo contrato de alquiler se realizó por tan solo US$4,228.06 equivalentes a RD$190,263 mensuales, para un ahorro de un 50%, si lo compramos con el primero. Sin embrago, el economista y exdiputado aún no se sentía conforme cuando advertía que, a pesar de todo, el Estado continuaba pagando más de 500 mil pesos mensuales por una propiedad ajena.
Y lo que más llamaba su atención, según sus charlas de cada lunes en medio del almuerzo, era que esos contratos permitían a cualquiera pensar que se trataba de un acto de corrupción y de eso había que cuidarse, porque la mujer del César no solo tiene que ser seria, también debe aparentarlo, advertía el avispado político.
Como buen financiero, Collante decía que a los números hay que tenerles tanto miedo como a las balas; su ruta te salva, te mata o te tranca. Es a lo que el padre de la administración moderna, Henry Fayol, reconoce como la relación directa entre lo legalmente autorizado, socialmente permitido y políticamente conveniente.
Es por ello que un año después, luego de sanear la administración y lo ingresos del Departamento Aeroportuario, alcanzó un ahorro que superaba ya los 230 millones de pesos, lo que le permitió embarcarse en la compra de una vieja estructura en la avenida 27 de Febrero, por RD$85,800.000.00 en el que invirtió otros RD$35,975,978.23 para su remodelación y equipamiento.
El DA tenía ya una casa de dos pisos, levantada en un terreno de 1200 metros, por una inversión total de RD$121,775,978.23.
Al final del 2016, al momento de la inauguración de la nueva casa del Departamento Aeroportuario, la obra estaba tasada en RD$218,989.20, cumpliendo con el principio de utilidad y eficiencia de la administración pública. Los contratos de alquiler quedaron eliminados, el Estado se ahorró más de 500 mil pesos mensuales y obtuvo un inmueble valorado en casi 300 millones de pesos.
Las ejecutorias y su inversión se explican solas a través de un simple análisis financiero sobre la ruta del dinero utilizado que servirá para desnudar la legalidad y su correcto uso. Por eso el ex funcionario insiste en que hay que cuidarse de los números porque su ruta te delatan .
Es ahí donde el viejo congresista sostiene que un buen gerente deberá administrar los fondos a su cargo comprendiendo que, si bien es cierto que la educación es el rostro más hermoso de la libertad, la transparencia es la madre de ambas.
Es lo que le servirá de sombrilla protectora de las tempestades que llegan con el término de cada régimen y de la guillotina, que pende sobre el cuello de todo servidor público, a partir de la criminalización de la política.